domingo, 6 de febrero de 2011

El deporte y los niños.

Una de las primeras cosas que se escuchan cuando uno esta por empezar a trabajar en un deporte con niños, es que los mismos, no son un adulto en pequeño. La frase anterior es muy utilizada, pero no por ello siempre tenida en cuenta por quienes estan a cargo de un grupo de niños. Esto nos quiere decir, simplemente, que debemos respetar al individuo partiendo de su desarrollo biológico y psicológico; de otra manera incurriremos en graves errores.
Para empezar, con los niños deberíamos dejar de lado el término “entrenamientos” y hablar de clases o lecciones. En las mismas tenemos que tener objetivos relacionados con  tareas educativas, adaptándonos a los procesos evolutivos de nuestros alumnos; en cambio los entrenamientos se relacionan más con un aspecto de rendimiento.

Por encima de titulaciones (monitores, entrenadores, Prof. Ed. Física), en estas edades, ante todo somos educadores, con una responsabilidad moral sobre los menores. Tenemos un material (los niños) muy maleable y debemos incidir (sean buenos en el deporte específico o no) en una práctica deportiva que emplee el tiempo libre en actividades sanas, desarrollando el aprendizaje de normas, valores y hábitos de convivencia. Debemos ser consientes que depende de nosotros el facilitar u obstaculizar el aprendizaje de estas habilidades sociales necesarias para vivir en sociedad de manera integral. 

Hoy en día los deportes están infectados de la obsesión por el resultado. Ya a los 6 años los niños pueden ser sometidos a ésta carga estimulada por el entorno, la cual juega en contra a la hora de lograr que disfruten del juego, sin temor a equivocarse y sin la frustración cultural asociada al ganar o perder.

El deporte como escuela de vida, forjador de hábitos y valores; el deporte como recurso de canalización sana de impulsos, se debe oponer fuertemente a la contaminación de los beneficios educativos de la competitividad. La misma, llevada a cabo correctamente, empuja a los niños a tratar de superarse, a luchar contra los límites; les da la posibilidad de verificar sus capacidades y ser tolerante a la hora de la victoria o a la derrota.

En edades tempranas, si queremos recorrer un camino adecuado para la consecución de objetivos debemos lograr que nuestras clases sean amenas y disfrutables para los chicos. Debemos ser capaces de captar su atención y lograr que se diviertan en cada sesión. El camino adecuado para lograrlo, en edades entre 6 y 12 años, sin dudas son los juegos, sinónimo de diversión, alegría e ilusión. Estos, además de encerrar una cantidad de aspectos motrices básicos (y no tanto), pueden desarrollar en ellos la creatividad y el desenvolvimiento en las ejercitaciones respetando individualidades, ya sean motoras como psicológicas e intelectuales. El aspecto lúdico es imprescindible en toda actividad con niños.


Son muchos los beneficios que brinda la práctica de un deporte:

1. Introduce al niño en un ámbito social.
2. Le enseña a seguir reglas.
3. Le ayuda a abrirse a los demás y superar la timidez.
4. Frena sus impulsos excesivos.
5. Fomenta la necesidad de colaborar por encima del individualismo.
6. Le hará reconocer, aceptar y respetar que existe alguien que sabe más que él.
7. Produce un aumento generalizado del movimiento coordinado.
8. Aumenta sus posibilidades motoras.
9. Favorece el crecimiento de sus huesos y sus músculos.
10. Puede ayudar a corregir posibles dificultades físicas.
11. Potencia la creación y regularización de hábitos.
12. Desarrolla su placer por el movimiento y el ejercicio.
13. Estimula la higiene y la salud.
14. Le enseña a tener ciertas responsabilidades.

Tomado de: http://www.guiainfantil.com/servicios/Deportes/beneficios.htm


Para una óptima utilización del tiempo disponible debemos conocer las fases sensibles del aprendizaje (según R. Winter: "Períodos del desarrollo durante los cuales los seres humanos reaccionan de modo más intenso que en otros períodos ante determinados estímulos externos, dando lugar a los correspondientes efectos.”). Esto nos permitirá trazarnos objetivos validos a nivel motriz, nos guiará haciéndonos respetar ciertas características para hacer nuestras lecciones accesibles a los alumnos y obtener los resultados deseados.

Características

6 a 8 años

• Están impacientes por jugar.
• Imitan a otros.
• No ocupan todo el espacio (todos detrás de la pelota).
• Fuerte sentido de la individualidad (egocéntrico).
• Compiten con el deseo de ganar.
• Necesitan juegos móviles.
• Tienen un nivel de atención limitado (no son capaces de mantener la atención focalizada por mucho tiempo).
• Afectos al elogio.
• Sensibles.
• Cambian de gustos rápidamente (comienzan un juego, luego empiezan otro, sin concluir ninguno de ellos).

Tomando en cuenta esto podemos decir que las explicaciones de las actividades deben ser cortas,  concretas y que es recomendable demostrarlas. Debemos cambiar de juego o hacer variables bastante rápidamente para que no se aburran. Partiendo del egocentrismo inicial debemos trabajar para que se integre, reconozca y juegue con los demás. Si bien compite con el deseo de ganar no le importa demasiado el resultado, dependerá muchísimo de la importancia que le demos los adultos. Es mucho mas importante trabajar actividades motrices básicas (correr, saltar, rodar, lanzar, etc.) que tareas específicas del deporte, que de a poco podremos ir integrando. Tácticamente es poco lo que podemos trabajar, me limitaría a intentar que reconozcan el concepto de ataque y defensa. 

9 a 12 años

• Con respeto a la motricidad es el punto culminante en el desarrollo general.
• La gran intensidad del desarrollo exige plenamente a los sistemas funcionales.
• La finalización de la etapa, que además es la finalización como niño de su evolución psíquica, afectiva, deportiva y física, nos debe presentar a un niño capaz de:
  -  Dominar todos los fundamentos técnico-futbolísticos.
  -  Conocer las bases de la táctica general.
  -  Desarrollar en el juego las bases de una habilidad dinámica y vigorosa.
• Disposición al rendimiento, excedente de energía.
• Desarrollo de la adaptabilidad psíquica. Es muy importante, se eliminan los estados de excitación que surgían con la competición y se manifestaban como un comportamiento nervioso, precipitado e incontrolado.
• Mide su capacidad, la compara con la de otros niños y limita sus perfomaces a la medida de su capacidad.
• Toma conciencia del aspecto físico de la relación salud-capacidad de rendimento-belleza.
• Amistad del grupo. Las prácticas empiezan a verse como “un todo”.
• Las competencias contribuyen a que los fuertes ayuden a los débiles. Espíritu de solidaridad.
• Los capitanes de equipo son responsables del espíritu de grupo. Su influencia se extiende fuera del juego hasta abarcar una relación social.

Ya en esta etapa, podemos hacer que las explicaciones sean un poco más extensas y detalladas. Las actividades tienen estructuras más técnicas, más focalizas al deporte hacia el cual nos orientamos, sin perder de vista las generales. Debemos trabajar siempre la conciencia de grupo y equipo, integrando a quienes tienen mas dificultad. En ésta edad, es imposible no tomar en cuenta el resultado, pero continúa dependiendo de la importancia que se le dé al mismo por parte del responsable del grupo y de los padres. Desde mi punto de vista debemos intentar relativizarlo y hacer que se concentren en la cualidad de las ejecuciones y movimientos. Tácticamente podemos ahondar en conceptos sencillos que integren a 2 o 3 integrantes al menos (ataques 2vs.1, 3vs.2, que sucede cuando uno de los atacantes se integra al ataque, etc.).

Gracias a Diego Fornaro, Prof. Paola Loitey, Lic. Cecilia Fernández y Prof. Ana Torrón por sus aportes.

Bibliografía:
Premisas para ser un buen entrenador de niños y adolescentes. Dr.Ariel Muñiz Sanabria http://www.efdeportes.com/efd86/premisas.htm
Carácter metodológico del entrenamiento con niños. Jesús M. Ulloa López  http://www.efdeportes.com/efd39/entren.htm